25 Feb Úrculo Fernández, Eduardo
En 1957 expuso por primera vez en el Hogar del Productor de La Felguera, donde recibió los elogios de los críticos Jesús Villa Pastur y Pedro Caravia, lo que revirtió en la concesión de una beca del Ayuntamiento de Sama de Langreo para realizar estudios de pintura en Madrid. En 1958 asistió a clases de Dibujo en el Círculo de Bellas Artes y realizó varias visitas a las zonas marginales de la capital, donde pintó una serie de obras próximas al expresionismo, de temática social. Al año siguiente, y renovada su subvención por parte del Ayuntamiento de Langreo, se trasladó a París y se matriculó en la Académie de la Grande Chaumière, de Montparnasse, donde siguió trabajando con la temática del paisaje urbano influido por la obra de Utrillo. Asimismo, presentó una obra titulada Les ouvriers en el Salón Nacional de Bellas Artes del Museo de Arte Moderno, y ese mismo año, expuso con gran éxito sus cuadros de París en la Sala Cristamol de Oviedo.
En 1960 se trasladó al Sáhara para realizar el servicio militar y, poco después, a Tenerife, donde conoció a Maud y al teórico Eduardo Westerdahl, cuya influencia se plasmó en la realización de un tipo de pintura cercana al informalismo, tal y como se advirtió en la exposición del Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz. Dos años más tarde, fijó su residencia en Madrid, donde cultivó una pintura de esperpento y sátira combinada con trabajos de ilustración para la revista Triunfo. En 1966 se trasladó a Ibiza, donde permaneció hasta 1968; allí contactó con el pintor colombiano Alberto Gutiérrez y viajó por Suecia y Dinamarca y expuso en la galería Kompagnistraede de Copenhague, donde se realizaba una exposición de arte pop americano, que le causó un gran impacto. El conocimiento del pop y el cansancio de su pintura anterior propiciaron, desde finales de la década de 1960, un cambio radical en su pintura hacia el pop, al principio muy influida por Tom Wesselman y con una iconografía basada en el desnudo femenino, la vaca y los frutos (1975-1979). Estas obras están realizadas con un colorido muy vivo y logran la artificialidad de la luz a través del empleo del aerógrafo, lo que se traduce en atmósferas misteriosas y panteístas; incluso en 1975 el pintor experimentó una fase cercana al surrealismo utilizando el cuerpo femenino de forma emblemática, sin corporeidad.
En la década de 1970 comenzó la proyección internacional de Eduardo Úrculo, iniciada con su participación en la XXXV edición de la Bienal de Venecia y la VII Bienal de París. Asimismo, continuó trabajando en el mundo de la escenografía y del cartelismo, preparó numerosas exposiciones y cultivó un tipo de pintura con cierto carácter astral, neoplatónico, erótico, kitsch y escenográfico. En la década de 1980 continuó realizando una pintura de clara influencia pop, que combinó con la actividad escultórica iniciada en 1984 y que expuso al año siguiente en la feria internacional de Arte Arco , en Madrid.
Texto: Real Academia de la Historia.
Año: Santurtzi, Bizkaia, 1938-Madrid, 2003
Documentación sobre el artista en CIDA: Consulta
Título de la obra: Sin Título
Año: 1971
Medidas: 162 x 130
Técnica: Acrílico y purpurina sobre lienzo
Tipología: Pintura
Inventario: 560
Título de la obra: El árbol reside en la mente humana
Año: 1973
Medidas: 200 x 200 cm
Técnica: Acrílico sobre lienzo
Tipología: Pintura
Inventario: 561
Título de la obra: La mer est ton miroir Omer, nul ne connait tes richeses intimes
Año: 1973
Medidas: 200 x 200 cm
Técnica: Acrílico sobre lienzo
Tipología: Pintura
Inventario: 562