Una de las mayores aportaciones del S.XX a la historia del arte es la llamada abstracción o arte abstracto. Las primeras vanguardias (finales de S. XIX - principios del S. XX) iniciaron un proceso de interpretación, de síntesis y de abstracción de la forma y el color de los elementos representados. Por este camino de abstracción progresiva se llegó a prescindir intencionadamente de las referencias conocidas e identificables, aparecía así el arte abstracto. Las posibilidades de este nuevo enfoque plástico todavía se exploran y generan diversidad de obras. Desde una visión abierta y de claridad didáctica, pueden agruparse las obras abstractas en dos grandes grupos: la Abstracción geometrizante y la Abstracción gestual o Informalismo.
Se incluye en esta denominación un amplio grupo de trabajos donde las formas más o menos geométricas son el común denominador, aunque trabajadas, con diversidad de planteamientos personales, texturales, cromáticos y compositivos:
En el nivel máximo de abstracción se sitúa la llamada Abstracción gestual o Informalismo, considerada como una abstracción total, completa, donde no hay ningún tipo de forma identificable y donde los valores plásticos de la obra se encuentran en la composición, a veces espontánea o aleatoria y otras reflexiva de elementos cromáticos, gestuales, texturales o matéricos: